Medio centenar de eskauts ha ejercido un voluntariado durante la cuarentena
- 50 monitores y monitoras de Euskalerriko Eskautak han participado en actividades solidarias aparte de su labor dentro del grupo eskaut durante la crisis de la COVID-19
- Euskalerriko Eskautak y Nafarroako Eskaut Katolikoak continúan divulgando cómo aplica el escultismo los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con este ejemplo como trabajo activo por la reducción de las desigualdades
La ONU eligió como su Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 10 la ‘Reducción de las desigualdades’. Este promueve reducir la desigualdad causada por motivos como el sexo, edad, discapacidad, raza, etnia o religión dentro de cada país y entre países. La crisis provocada por la COVID-19 no ha afectado igual a todas las personas, y los grupos de riesgo o colectivos vulnerables han necesitado una ayuda extra durante los días de confinamiento.
Así, las desigualdades no afectan únicamente a países en vías de desarrollo, sino que dentro de nuestra propia sociedad hay personas en situaciones desfavorables. Por ello, durante la cuarentena han sido frecuentes las redes de solidaridad, los mensajes de ofrecimiento a hacer recados a personas mayores, etc. Y medio centenar de monitores y monitoras eskaut de Euskadi y Navarra han contribuido en ello.
La mesa de Gizarte de Euskalerriko Eskautak inició un proceso para averiguar si el monitorado contribuyó con actividades y acciones fuera del grupo eskaut y demostrar así un ejemplo de que los y las eskaut están comprometidas con la reducción de las desigualdades. 50 personas han declarado haber hecho algún tipo de actividad voluntaria durante la cuarentena: un 48 % del monitorado es de Bizkaia, un 36 % de Araba y un 16 % de Navarra.
La mayoría (un 43,2 %) ha participado en el atez-ate o redes de solidaridad surgidas en los pueblos y barrios, como fue Batera en Vitoria-Gasteiz. Le sigue el haber creado contenido lúdico o de entretenimiento, con un 31,8 %. Además, un 27,3 % ha participado en voluntariados con otras asociaciones y un 18,2 % ha ejercido su voluntariado ayudando en albergues para personas sin techo. En menor medida, el monitorado ha participado en el movimiento ‘maker’ (creando material como viseras con impresoras 3D), ha hecho donaciones, ha atendido a colectivos vulnerables, ha paseado perros de personas contagiadas y ha colaborado en una app para solicitar información y ayuda.
Testimonios
«He creado vídeos, diseñado juegos tradicionales (parchís, oca…) adaptados al ejercicio físico para personas con discapacidad intelectual que viven en centros residenciales, en los cuales permanecen confinados. Es una manera de aportar mis conocimientos como fisioterapeuta a un colectivo ya de por sí en situación de vulnerabilidad y que no realiza mucha actividad física. Como muchos de nosotros y nosotras el ejercicio ha sido una manera de desconectar y de rellenar el tiempo para distraernos y llevar mejor esta situación. Así que tratar de proporcionarles herramientas para que pudieran hacer esto mismo ha sido una manera de sentirme útil y aportar mi grano de arena»
«He participado en la red de cuidados de Getxo, de la zona de Andra Mari concretamente. Decidí formar parte puesto que pienso que es mi responsabilidad facilitar que la gente más vulnerable o que más dificultades tiene, lo tenga más fácil para acceder a los recursos básicos, como es la comida, tirar la basura, farmacia…»
«Mi tarea ha sido preparar e imprimir viseras de protección para diferentes hospitales o establecimientos abiertos de cara al público. También hemos estado diseñando respiradores para las unidades de UCI. Decidí participar porque soy delineante y hace poco me compré una impresora 3D, así que me motivó muchísimo el saber que iba a poder ayudar de esta manera. He visto que hay muchos movimientos que están ocultos pero muy dispuestos a ayudar a la gente, lo que me hace sentir bien. Me ha llamado la atención la rapidez con la que se ha organizado este movimiento, aunque había demasiada gente dispuesta a ayudar y no se podía atender a todo el mundo. Por lo demás, destacaría la necesidad del gobierno en invertir en la salud, en los movimientos dispuestos a ayudar a toda costa, y sobre todo en la empatía.
«Cruz Roja erakundeak sortutako aterpetxe batean parte hartu dut. Bazkari eta afariak banatu, gaztelania klaseak, haiekin egon hitzegiten, jolasten… Pertsona eta haien egoerak ikustarazi dizkit. Errealitate honekin kontaktu txikia eduki dut eta honi esker haien egoera askoz hobeto ulertzen dut eta pairatzen dituzten injustizia egoerak askoz hobeto ikusten ditut. Haientzat ere mundu hobeago bat eraikitzeko griña piztu dit. Baita ere haiekiko ditugun aurreiritziak asko aldatu behar ditugula konturatu naiz, batzutan ez baitgara gogoratzen PERTSONAK direla».
«He coordinado con otras personas la Red de Cuidados del barrio, recepción de llamadas, contacto con vecindario y voluntarias, solicitudes al Ayuntamiento de Pamplona, elaboración de protocolos y materiales preventivos, valoración de nuevas necesidades…. He elaborado propuestas de juegos seguros en la calle de cara a la salida de los txikis el 27 de abril, para la asociación Hazialdea en la que trabajo/soy voluntaria. He participado porque había una necesidad clara que no podía obviar, como trabajadora social y como scout. Las instituciones han ido tarde para atender las necesidades y creo que la organización de la propia comunidad es esencial. En momentos de crisis y en momentos de «normalidad» tiene que haber asociaciones y cuidadanía activa desarrollando proyectos y defendiendo derechos. Las acciones que he desarrollado hacia los y las txikis nacen de pensar que han sido los más olvidados en esta crisis, no han tenido los mismos derechos que las personas adultas y cuando han salido a la calle se les ha tachado de irresponsables (junto a sus familias). En Iruña al menos he sentido mucha cercanía y solidaridad entre vecinas, ojalá esa un elemento esencial en esta «nueva» normalidad que viene a partir de ahora».
«Me siento comprometida con el barrio y sentí que esta era una oportunidad para poner mi granito de arena. Si las personas que acuden al banco de alimentos ya están en una situación económica mala y difícil, no hay duda de que en estos meses esa situación se ha visto agravada. Me quedo con lo agradecidas que se mostraban las personas que acudían a por alimentos. Me quedo también con la labor que hacen las monjas de mi barrio mes a mes. Nos encontramos con personas que acudían sin estar en el listado pero que realmente necesitaban esa ayuda. Nadie se fue con las manos vacías».
«Creo que es obvia la razón, si las personas nos quejamos por estar confinadas y tener que quedarnos en una casa con todo tipo de recursos y pasatiempos, de nuevo las personas que no tienen hogar ni recursos son las mas afectadas en este tipo de situaciones, están mas desprotegidas en todos los sentidos y un pequeño gesto por nuestra parte puede significar mucho para ellos y ellas».